Sigo refinando arrastrando mi pincel entre matices y tonos pero sin perturbar sus diferencias. Esto es muy importante pues de lo contrario arruinaría todo mi trabajo anterior. Como ha podido observar cada pincelada tiene un propósito bien definido. Ya sea de poner un matiz que ocupa cierta área en particular, de oscurecer o aclarar alguna área, de ajustar un contorno entre matices o tonos, hacíendolo más suave o más duro o de añadir textura engordando la pintura, especialmente en los tonos muy claros donde incide la luz. En resumen, se juega con los cuatro elementos de la técnica que son el tono, el contorno, la textura y el color.
A veces se mueve el pincel entre un matiz y otro, controlando la presión del pincel para cambiar solamente el área que uno quiere cambiar. Esto requiere bastante atención a lo que se está haciendo. El tono y el matiz cambian a medida que uno varía la presión del pincel. Con menor presión se afecta la capa superior de la pintura solamente y con una mayor presión se deja entrever la capa inferior.
En esta demostración hemos podido ver la importancia de saber manejar los cuatro elementos, o sea el tono, el contorno, la textura, y el color, además de cómo se van mezclando y aplicando los colores que se necesitan. La presión adecuada de las pinceladas al manejar estos elementos también es importante para obtener la técnica que se desea.
Aquí se puede ver el resultado final de las pinceladas utilizando estos cuatro elementos. Además, estudie las sutilezas en los cambios de intensidad de los colores, sus temperaturas, sus complementarios y la vibración de unos colores con otros.
Note el juego de los matices verdes y los matices naranjas con transiciones suaves entre unos y otros. Estas pinceladas que aparentan haber ocurrido por accidentes, le imparten a la pintura soltura y naturalidad. Esta cualidad, ocurre primordialmente por la ausencia casi total de contornos duros. Cada artista debe de decidir la cantidad de contornos duros que va a incluir en su pintura.
Observe la transición, o sea los contornos alrededor del brillo en los mangóes. Ellos hacen que el brillo forme parte del objeto y que no se vea simplemente puesto y desconectado del objeto. Los bordes de las frutas se ven fríos y más borrosos, con bastante atmósfera. Mientras que el centro del mangó naranja capta nuestra mayor atención pues ocupa en una jerarquía de opuestos, los contornos más duros, el mayor contraste de tonos, los mayores contrastes de colores, o sea complementarios y la mayor cantidad de detalles.
La pintura al óleo se maneja con tanteos y ajustes. No tenga miedo de inventar, cambiar, añadir o ajustar formas, tonos y colores. Durante este proceso es que usted va encontrando sus gustos y preferencias particulares al inventar su propia técnica.
Observe la textura en los lugares donde la luz incide directamente sobre el jarro, o sea la barriga y el mango. Ni siquiera en un objeto blanco como este jarro puse un blanco puro. Aquí vibré el blanco con matices naranja y un amarillo verdoso. Además de romper la monotonía del blanco, estos colores le hacen eco a los colores del mangó y el melón, lo cual unifica todo el bodegón. Utilicé además el otro extremo del pincel para añadirle más textura con ciertas curvas. Usted también puede hacerle estas marcas con la espátula o cualquier otro objeto que crea conveniente. Toda esta actividad de colores un poco cálidos contrasta con los colores fríos azulados del cuerpo del jarro. Como usted ha podido ver mucho de la clave del éxito en su pintura depende de cómo usted incorpora opuestos en los tonos, colores complementarios, temperatura, intensidad, asimetría y jerarquía de detalles.
También observe que la sombra proyectada del mango del jarro no es negra sino que tiene color. O sea un color cálido rojizo. Esto le imparte vida y cierto atractivo a la sombra proyectada. Asegúrese siempre que su pintura se vea cromática y bella, sin que se vea excesivamente adornada con todos los colores del arcoiris.
Note el fondo de la tela violeta con mucho menos intensidad detrás del mango del jarro, o sea más grisáceo y frío que los objetos que están más al frente. Esto también obedece a la perspectiva aérea, o sea el efecto atmosférico.
El resto de las frutas y la parte inferior del jarro permanecen más borrosos con menos detalles para no sobrecargar el bodegón. Esto también obedece al principio de jerarquía.
Note el borde superior del melón verde que también tiene el contorno frío y azuloso para que este se aleje y voltee hacia atrás. También observe la luz cálida reflejada por las frutas de color violeta rojizo, en la sombra propia, en el borde inferior del melón. Así como la luz reflejada del jarro en el lado derecho del melón.
El brillo amarillo verdoso generalizado del melón hace que sus franjas oscuras se vean difusas en esa área. Note la pequeña parte del brillo donde la luz impacta directamente el melón. Aquí el brillo se hace amarillo claro y se mezcla con un poquito de naranja claro para hacer eco y armonizar con el mangó naranja.
Bueno, aquí está el bodegón terminado. Han sido alrededor de seis o siete horas de disfrute y finalmente estoy satisfecho. De acuerdo a mi gusto y concepto he oscurecido muchísimo los tonos de fondo de las telas violeta y amarilla para crear un drama de claroscuro. Es importante saber nuestras preferencias. O sea lo que realmente nos impresiona o emociona. Este sentimiento o concepto es verdaderamente lo que nos guía para inventar o descubrir la técnica que se adapta a nuestro gusto. Esto es, siguiendo ciertos principios de estética. Como he ido explicando estos principios tienen que ver con la jerarquía en los opuestos.
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