Copy
La nueva entrega de La Bonilista, la lista de correo de bonillaware.com. El newsletter de noticias relevantes para personas importantes ¡Bienvenidos!
Bonillaware S.L.U.
La Exit Tax como no te la va a explicar nadie
 
 
El mundillo estartapil está revuelto. Martin Varsavsky ha llamado a las armas a inversores y emprendedores tecnológicos de este país para luchar contra la Exit Tax, una ley tan maligna y poderosa que acabará por sí sola con todas las startups del país. O eso dice Varsavsky.
 
El 1 de enero de 2015, entrará en vigor la nueva modificación de la Ley del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (o IRPF) que introduce un nuevo impuesto sobre las ganancias latentes en acciones o participaciones de los nacionales o residentes en España durante al menos 10 de los 15 últimos años que decidan cambiar su domicilio fuera del país. La llamada Exit Tax.
 
Es decir, si mañana tu empresa te traslada a otro país o, como empresario, decides mudarte tú mismo para abrir un nuevo mercado, entes de irte, deberás pagar impuestos por el “valor de mercado” de las acciones, aunque aún no las hayas vendido y no hayas recibido ni un duro por ellas.
 
La ley nace con el espíritu de evitar la evasión de capitales de las grandes fortunas y por eso limita su aplicación a aquellos que tengan una cartera de acciones con un valor superior a 4 millones de euros o al menos el 25% de las acciones o participaciones de una compañía que valga un millón.
 
Y ahora es cuando muchos os preguntaréis: “Carallo, ¿cuánta gente en este país tiene una cartera de acciones valoradas por 4 millones de euros o participaciones de una empresa que cuesten 250.000€?” Pues mucha más de la que pensáis. Por ejemplo, un pobre diablo como yo.
 
El motivo por el que en nuestro país hay tanto millonario de cartón-piedra es el perverso sistema de valoración de startups. Un mundo paralelo en donde las compañías adquieren un valor teórico diez o veinte veces mayor que su precio real. ¿Queréis saber por qué?
 
Para entenderlo, recordemos “El Método Mariño” de valoración de startups. El más científico que conozco.
 
Como emprendedor, te vas a romper la espalda para intentar levantar tu empresa. Da igual que te hayas mentalizado para trabajar sólo 6 horas desde un Starbucks luciendo tus gafas de pasta o que creas que tienes una metodología de trabajo que te hará hiperproductivo. Vas a trabajar de sol a sol. Y por eso los inversores esperan que cedas entre un 15-20% en tu primera ronda de financiación. Lo justo para que sigas ultramotivado y con la confianza de que, si la empresa va bien, sólo habrás cedido una participación minoritaria (sólo un tarado se bajaría la nómina para trabajar 12 horas al día con mucho más estrés en una empresa de la que sólo poseyera, no sé, el 5%)
 
Eso quiere decir que, si, por ejemplo, necesitas 250.000€ para desarrollar tu negocio, tendrás que valorar las participaciones de tu empresa en 1 millón de euros para que, tras la inversión, sólo cedas un 20% de las participaciones de tu empresa (un 20% de 1.250.000€)
 
Llegados a este punto, a más de uno le estará rechinando la cabeza y pensando que los inversores son tontos, pero, si crees que puedes engañar a un profesional que ha invertido en decenas de compañías como la tuya, es que el tonto eres tú.
 
Ese reparto de participaciones es válido en el caso de que todo vaya bien, pero, si no va tan bien, los inversores se guardan un buen puñado de ases debajo de la manga para recuperar su inversión. Desde liquidation preference (cuando se vende una empresa, al precio que sea, los primeros en cobrar son ellos y, si queda algo, el resto) a derechos de veto (no puedes vender la compañía con una valoración menor de X, excepto que ese inversor con una participación minoritaria te lo permita).
 
Y de esos polvos vienen estos lodos: un montón de emprendedores atrapados por una ley que les impide vivir fuera del país para abrir nuevos mercados, excepto que paguen impuestos por el valor teórico de las participaciones de sus flamantes empresas. O los intereses, si es que esperan volver a España pronto.
 
Esta Ley es estúpida, pero, al contrario de lo que dice Varsavsky, no es el final de todas las startups españolas, sino de todas las startups españolas con inversión externa. Por eso creo que, en este caso como en muchos otros, aunque lo fácil es echar la culpa únicamente a la estulticia de Rajoy y su Consejo de Ministros, aquí hemos fallado todos.
 
Desde una patronal de Inversores que no ha reaccionado hasta el 19 de noviembre -cuando Varsavsky dio la voz de alarma-, en vez de poner el grito en el cielo ya en junio cuando se presentó el anteproyecto de ley. Hasta un ecosistema de emprendedores tan ansiosos por parecerse a Silicon Valley que imita y acata sin rechistar un sistema de inversión sin plantearnos siquiera lo que estamos haciendo.
 
Por una cosa o por otra, si quiero marcharme a EEUU para lanzar Otogami y Runnics allí, tengo que darme prisa. A partir del 1 de enero no tendré dinero suficiente para pagar los impuestos de lo que puede que algún día valga mi empresa. Tan surrealista como terrorífico.

 

Si te ha gustado, pinta, colorea, copia y distribuye:

Like La Bonilista: La Exit Tax como no te la va a explicar nadie on Facebook share on Twitter Google Plus One Button


3.893 tarugos han recibido esta Bonilista.


¡Apoyar a la Bonilista es fácil! Sólo tienes que hacer ejerciciocomer empanadas y jugar con tus videojuegos favoritos.

Copyright © 2014 Bonillaware, Todos los derechos reservados.
Email Marketing Powered by Mailchimp