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¿Puede considerarse un insulto un salario de 27.000€?
Sabes que algo va mal cuando el fundador de una empresa te escribe un correo kilométrico para intentar justificar por qué la oferta de trabajo con la que va a patrocinar en la Bonilista tenga un salario de sólo 27.000€.
Pero, en realidad, es sólo la última de las múltiples anécdotas de un mercado laboral enrarecido que nos está dejando perplejos a algunos de los más veteranos del lugar.
Hace tres años y medio, era prácticamente imposible encontrar un anuncio de trabajo con un rango salarial. Los sueldos en el mundillo informático eran un tabú, como en el resto de nuestra Sociedad, aunque algunos nos esforzáramos en cambiar la situación hablando -sin arrogancia, pero también sin vergüenza- sobre lo que ganábamos.
Los seres humanos tenemos la capacidad de enterrar y olvidar los malos recuerdos. Sólo así –o por una inexperiencia y bisoñez temeraria- se puede entender que, ahora, cuando una empresa hace público el sueldo que ofrece, no sólo no lo divulguemos si nos parece bajo, sino que la machaquemos.

Hace tres años y medio, escribí un artículo de réplica llamado “La falacia del programador perdido” sobre la supuesta falta de talento técnico en España y el precio que se estaba pagando por el, que generó tanta repercusión como confusión.
Primero, porque la mayoría quiso ignorar que, tanto el texto original como mi replica, trataban sobre los buenos programadores, no sobre los programadores en general.
Segundo, porque una frase del mismo -“con 30.000€ sólo puedes comprar cacahuetes para contratar monos, no programadores”- tuvo estrella y se compartió hasta la saciedad. Eso si, descontextualizándola por completo. En realidad, no me refería a un salario en concreto sino a la inversión global en desarrollo que mucho entrepreneur de todo a 100 estaba dispuesto a hacer para montar una startup.
La situación ha cambiado mucho en estos tres años y medio, pero no porque hayamos sabido explicar a la Sociedad el valor que aporta un buen profesional informático, sino por la irrupción de capital riesgo para crear startups que quieren a los mejores y los quieren para YA, por lo que están dispuestas a pagar –y mucho- por ese coste de oportunidad.
Eso ha permitido romper el círculo vicioso que describía en mi texto, sobre las empresas de servicios que facturan por horas -no por valor entregado- a un precio bajo, y a las que les interesa crear productos al menor coste posible y con defectos, para poder vender más bolsas de horas de mantenimiento “correctivo”. Los sueldos han subido, al menos en Madrid y Barcelona, donde hay mayor concentración de estas startups.
Pero no hay que olvidar que las startups aún representan un porcentaje minúsculo de un mercado laboral que sigue dominado por grandes consultoras. Y ante ellas, pequeñas empresas -boutiques de desarrollo- intentan hacer las cosas de forma diferente, labrandose un nombre y aumentando su tarifa con cada proyecto entregado con éxito ¿De verdad estamos a su altura?
Una cosa es denunciar la vergüenza que es que todo un Colegio Profesional de Ingenieros Informáticos Técnicos de Murcia distribuya -y defienda- entre sus colegiados esta oferta de mierda y otra cosa, muy diferente, decir que este trabajo en Civio con un salario de 21-24.000€ – y en el que no piden experiencia mínima, ojo- es una mierda de oferta.
Y es que hemos llegado a un punto en el que una oferta de trabajo con salario público genera auténticos debates, no ya sobre el puesto de trabajo en si, sino sobre si la empresa puede pagar sueldos más altos. Debates alimentados por cuñaos que, por lo general, ni tienen idea de la realidad de dicha empresa ni de la realidad en general.
Sólo así se explica que comparen churras con merinas. Por ejemplo, lo que se cobra en San Francisco y Londres con lo que se paga en Madrid o Coruña. Yo conozco a bastante gente trabajando en ambos lugares y todos deben ser unos ratas miserables porque, a pesar de sus sueldazos, se empeñan en vivir en pisos compartidos o bastante alejados del centro de la ciudad. Living la vida loca, vamos.
Pero lo que más duele es que esos “revolucionarios de salón” suelen limitarse a defender la dignidad de la profesión en foros y Redes Sociales. No los he visto en ninguna manifestación de protesta ante el enésimo ERE de la cárnica de turno. Mucho menos, apoyando a un sindicato que defienda nuestros derechos como trabajadores, para eso ya deben estar los Colegios Profesionales... como el de Murcia, claro.
Tres años y medio después, “La Falacia del Programador Perdido” sigue vigente. Esta misma semana, unos camaradas del metal que acababan de levantar una ronda de más de un millón de euros me visitaron en la oficina para que les diera algún consejo sobre cómo atraer y contratar talento técnico.
Les dije que el único atajo para conseguirlo rápidamente era pagar muy buenos salarios. Que dudaba que sus inversores se enfadaran porque pagaran 5 o 6.000€ más que su competencia, pero si lo harían si después de seis meses ralentizaban su increíble crecimiento por no haber conseguido ampliar el equipo técnico.
Siempre estaré del lado de los que defienden que la mejor inversión que puede hacer una compañía tecnológica es contratar a los mejores técnicos que pueda pagar, pero no me esperéis para linchar públicamente a una empresa por ofrecer un empleo que A MI, en conjunto, no me resulte interesante.
Una cosa es desestimar un empleo con un salario de 27.000€ porque crea que mi valor en mercado es superior y otra muy diferente que me ponga a sermonear públicamente a un empresario sobre lo que debería pagar por un perfil similar. La mejor manera de indicarle a un empleador que su oferta de trabajo está fuera de mercado es ignorarlo, no atacarlo.
Juzgar un puesto de trabajo sólo por el salario es igual de estúpido que creer tener la autoridad moral para determinar que un empleo es indigno por considerar bajo el sueldo ofrecido.
Quizás ha llegado el momento de recordar que los programadores no somos especiales. Sólo disfrutamos de una profesión con gran demanda y oferta escasa, en un país con un salario medio de 26.162€ y un 23% de paro.
Que, en ese contexto, alguien pueda calificar de "vergonzoso" un trabajo en el que se pague 26.000€ a un técnico con uno o dos años de experiencia programando en JavaScript sólo demuestra lo mucho que nos hemos alejado de la realidad. Si queremos cambiarla, criticar al que hace transparentes sus salarios no parece lo más prioritario.
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Desde su lanzamiento en marzo han conseguido ser nombrada dos veces "Aplicación Recomendada" en la AppStore de USA y, para seguir creciendo, buscan un diseñador con al menos 2 años de experiencia en UX/UI y diseño visual para aplicaciones móviles.
Cuentan con una oficina céntrica en Madrid, siempre provista de bebidas y snacks, aunque también podrás trabajar desde casa algunos días.
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(Ilustración original cortesía del dibujolari Hugo Tobio)
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